"La casa del Bambú"

En “Señales” del domingo 1/06- fragmento de nota
La casa del bambú
"Lo que hemos vivido esta noche será para siempre", dijo el poeta Eduardo Dalter a su turno, en el homenaje realizado a Beatriz Vallejos en su casa de San José del Rincón y sus palabras reflejaron la sensación de muchos: la conciencia de estar viviendo una ceremonia profunda que dejaría su marca en la memoria.
Beatriz Vallejos, que desde niña supo vivir en encrucijadas culturales y sociales volvió a reunir, a su estilo, a vecinos, familiares, amigos y poetas en ese patio de arena, cercado por altos y añosos árboles, en una noche de pleno mayo pero concedida por el verano, en esa casa y ese jardín nombrados en muchos de sus poemas, espacio desde donde registró el paso de cuatro generaciones, las fingidas ausencias, los resplandores furtivos y donde realizó también buena parte de su obra plástica como laquista. En la intensidad del encuentro y los reencuentros, voces diversas celebraron el recuerdo y la valoración de la vida y la obra de quien, quizás sin proponérselo entretejió a lo largo de su vida, como otro collar de arena, la amistad entre sus amigos, entre sus amigos y sus hijos y nietos, entre sus vecinos.
Por eso, para todos los que quisimos a Beatriz y valoramos su obra como una de las más originales de la poesía argentina, para los que fuimos felices en esa casa, como huéspedes y testigos privilegiados de su singular mundo poético, fue una despedida a la altura de su recuerdo y de su legado. Omnipresente el crujido o tañido del bambú plantado por su padre probó una vez más su capacidad de extrañamiento. ¿Estábamos allí? "¿tan cerca o lejanísimo? ¿No entonces? ¿No ahora?/ En qué momento fue al pasar,/ lo que sólo para su réplica/ guardaba la memoria?"
Muchas veces visitamos esa casa: la casa de Beatriz y de Domingo en San José del Rincón, la casa del bambú. Ahora, esa casa, seguramente, nos visitará a nosotros.
Celia Fontán